Estudiante, que bien suena esa palabra. A mis oídos. A mí, que no tengo ídolos, concretos al menos, pues aunque mi admiración se dirija a ciertos artistas... mi verdadera devoción corresponde a las masas, cuando estas se dedican a pensar de manera independiente, creando una conciencia colectiva, que va mucho más allá de los términos tan asociados a esta definición hoy en día (solidaridad bla bla).
Cuando la masa juvenil, los estudiantes, que seremos vagos y pasotas, que pertenecemos en este momento y en este país a una generación con la mirada un poco perdida, se une, por protestar, para festejar o porque le tocan las narices (por lo de BoloÑa y por muchas otras cosas). Bueno ahora la revuelta muchas veces se limita al botellón, muy a mi pesar. Pero la cosa es muy sencilla.
Yo no sé qué piensan esos tíos que visten de negro, que se arman y se uniforman y siguen ordenes déspotas y privadas me temo. No sé si lo hacen por convicción (espero que no) por trabajo (triste escusa) o porque sencillamente han perdido eso que buscamos, o que luchamos por conservar. Libertad, posturas políticas… son sólo etiquetas. No sé que es pero lo intuyo. Algo han tenido que perder esos tipos para cargar contra sus semejantes. Algo que me hace sentir bien… pensar que nosotros, y no ellos somos el futuro. Recordad siempre esto.
No queremos ser violentos. Odiamos la violencia: nuestro país está en la mente, y no tiene fronteras. Nos las imponen, o nos las imponemos nosotros. Recordar siempre esto. No queremos ser violentos… hasta que…
(LëPAsk)