jueves, 8 de enero de 2009

Al otro extremo del limbo

El gusto de los muchachos blancos por el blues de sus vecinos oscuros creo el rock & roll. Este evolucionó, adaptándose a distintas épocas y endureciéndose. Paralelamente, el Jazz empezó a parir sus primeras estrellas. Cuando los más feos del ligar empezaron a chapotear con sus guitarras, y las primeras huestes de rock sucio exudaron sus primeras hostilidades sónicas, en el barrio de al lado los jóvenes afros empezaban a romperse los dedos con el Be-Boop . Y ya, estos tomaron años de ventaja con la New Thing, que ya había desempolvado conciencias al aterrizar el punk.


Pero todo esto no tiene ningún sentido. Esta historia está muy repetida. Puedes leerla hasta en la carta del Menú de un restaurante Yanki. La gente que la aborrece no conoce su importancia, y los que la conocen (y repiten) son aborrecibles. Lo que la mayoría de gente no entiende que no son más que datos; dígitos de una ecuación cuyo resultado está reservado a los más lúcidos, a los sensibles y entusiastas.

Olvida cualquier etiqueta, están hechas para dividir. El resultado de la ecuación se resolvió antes incluso de que todos los números estuvieran sobre la mesa, y sus variantes son infinitas. Es una fecha. Veintitrés de Abril de 1967. El día que un hombre cogió su saxofón por penúltima vez en su vida, y la ultima que se le registró tocándolo. Tres meses antes de su muerte, John Coltrane salió a ese escenario de Nueva York, y la audiencia pudo disfrutar de dos canciones durante una hora.

Trasciende. Supera. Va más allá. Las notas, escalas… dejan de tener sentido. No es improvisación, es algo más. Ese hombre está desnudo. Esta llorando, gritando, riendo a carcajadas. Ese hombre te esta escupiendo trozos de su pulmón, y todo desde su saxofón. Death metal, grindcore, punk, hardcore, funk, jazz… da igual. No tiene sentido compararlo o etiquetarlo. Es todo a la vez, todo al mismo tiempo y nada en absoluto. Después de este concierto Trane no tenía nada más que hacer en este mundo.

Yo no sé que pensaba ese hombre cuando lo hizo. Pero ahora, más allá de los espacios cuadriculados y las reglas, muy alto, donde la materia se extingue y la razón es un juego de niños…estará él ahora. Al otro extremo del limbo. (LëPask)