martes, 26 de agosto de 2008

PHOGO: crestas remezcladas, quintas en suspensión, anarquía con delay.

Se acaban las vacaciones; el verano, que es la primavera del mediterráneo, esconde el secreto de lo efímero y el eterno retorno, que hace que las cosas sean más bellas por desearlas más.

En mi caso son los ensayos interminables sudando, y su considerable energía respecto a los de invierno, los caprichos auditivos (Varg Vikernes en noviembre, Mad Profesor en agosto), y las ensaladas ligeras. La banda sonora ideal para estas fechas, como guinda al pastel de helado que han sido las vacaciones, para mi son sin duda PHOGO.

PHOGO nació en la incipiente escena punk mallorquina de la mano de manadas de punks argentinos que emigraron a estas costas huyendo de los fracasos de sus anteriores bandas ( por ejemplo FUN PEOPLE) y buscando romper las barreras creativas de los tres acordes punteros tradicionales.

Esta búsqueda se hace evidente en su maqueta (S/T, 2004) y palpable en su debut (Horadebuscarlucero, 2005). ¿Tocar más intenso, más sucio? Lejos de complicarse, PHOGO ralentizaron los acordes y añadieron una melódica con hipo.

Menos es más, y si ya le has sacado todos los sonidos a tu pedal de efectos, busca otro modo de hacerlo. Ellos ya no miran a ANTI-CIMEX ó KAAOS (punalazo) sino que sorben directamente de los vinilos de King Tubby (Guerrao). Pero con PHOGO da igual, ellos arremeten con un riff más o menos sencillo, cuelan el sintetizador y la melodía y el batería intenta seguirlos, se paran, el bajista saca armónicos de dónde no los hay, repite más lento, más lento, y todo esta sucio y mugriento, e improvisado, y me encanta.
(LëPask)