domingo, 6 de abril de 2008

La mujer de dientes verdes

Cuando la mujer de dientes verdes sonrió su corazón quedó totalmente cautivado, no hacía mas que pensar en ella, en su mirada, en su fragante cuello y en su extraña sonrisa.

Tarde tras tarde desplumaba una a una las palomas de su tejado con la esperanza de que algún designio le mostrase el camino de vuelta a ella, pero ni siquiera la eliminación de los deseos propugnada por los bodhisatvas surtía efecto.

En su partido semanal corriendo siempre pegado a la línea como a él le gustaba, no tocaba ni un solo esférico, sus compañeros indignados le reprendían enérgicamente, pero él solo tenía en su mente a aquella mujer que le había arrebatado el alma.

Ni siquiera el aislamiento acústico al que sometió su cerebro hizo efecto. Perdió su empleo, sus amigos, y se vio sumido en la mas absoluta miseria.

Pero él era feliz en su embelesamiento, y es que queridos amigos, los espejismos y los sueños a veces pueden ser tan reales como la vida misma.

Los delirios de nuestra mente en ocasiones adquieren un significado auténtico que nos aparta del mundo real. Reacciones químicas y contradicciones neuronales afectan nuestro día a día.

Pero eso a veces oculta la clave de nuestra felicidad... O no?

Relatos cromáticos.
(Jau)